Santa Bárbara, San miguel y San Seacabó

Los hechos que ahora os narro tuvieron lugar el día 9/05/2010.

Durante la noche de sábado consigo que Fernando se anime a salir a pesar de tener la bici pinchada y no disponer de cámara de repuesto, me ofrezco voluntario para donar una de las mías a tan digna causa y poder contar con nuestro ciclista mas pro.

Miguel Morales acaparando plano

Minutos antes de la hora acordada para la reparación Fernando avisa de que había reparado una de sus cámaras viejas y que ya tenía la bici a punto, por tanto unos minutillos más para mi para seguir perreando en casa; pero no tarda mucho en sonar nuevamente el tlf con Fernando como interlocutor contando que la reparación había sido infructuosa; así pues tocaba bajar en su busca puesto que se había ido con la bici a pasear a Lupo, su perro.

Cuando llego al lugar acordado con Fernando ya se encontraba allí Fran “Sielva” nuestro VandeRuta garruchero, nos pusimos manos a la obra cambiando la cámara y de paso, en el lavadero frente al polideportivo, le dimos un poco de agüica a nuestras monturas para quitar parte de la porquería acumulada en anteriores salidas; llamamos al resto de la expedición que se congregaban a las puertas de la sede dominguera, con el fin de que viniesen a nuestro encuentro.

Fran "Sielva" (al fondo se ve el tajo en la montaña de la cuesta de los Bordillos)

Finalmente nos reunimos todos en los alrededores del centro de salud, incluso contamos con la aparición estelar de Miguel Morillas padre a lomos de su flamante montura, pero él ya se encontraba de regreso de su etapa, tras una breve conversación emprendemos la marcha que ya hemos perdido un tiempo precioso.

Los participantes de ésta aventura son los siguientes: El señor Miguel Morales, Juanjo que sería su segunda salida en grupo pero que ya lleva tiempo acompañando a Morales en sus entrenamientos; Diego Peregrín nuestro no tan novel compañero; Fran “Sielva” garruchero de adopción y por último Fernando y por supuesto yo (Guerry)

La etapa prevista era la Ruta del Chacho, una dura prueba para los más nuevos, pero es que no siempre los vamos a llevar entre algodones… el comienzo es el de costumbre, subida hasta el pantano para tomar el camino hasta Santa Bárbara, éste trayecto lo solventamos sin muchos problemas, pero el continuo ascenso sin descanso empieza a estirar el pelotón, pero seguimos haciendo gala de la consigna Vanderuta y nos vamos reagrupando al final de cada repechón.

La cuesta de los bordillos (cuesta dura donde las haya) muestra su cara más severa y nos deja sin aliento a cada uno de los valientes que vamos intentando dominarla, pocas son las cuestas tan demoledoras como lo es esta.

Era una locura tratar de realizar la ruta del chacho pues el tiempo se nos echaba encima a grandes saltos y las fuerzas no estaban como para exprimir reservas de glucosa, llegamos como campeones al puente derruido de Santa Bárbara tras no varios problemas de tracción por culpa de un firme traicionero que no mostraba ninguna señal de agarre para ninguno (y menos para mí que en más de un momento hice algún recto sin consecuencias).

caricas de pena tras el ascenso a la cuesta de los bordillos

Desestimada la opción de seguir la ruta del chacho, decidimos sobre la marcha volver por el campico de San Miguel y enganchar con el camino por el cual hemos venido; pero quitándonos buena parte del trazado de subida por la parte trasera de la cuesta de los bordillos la cual no tuvimos que descenderla (cosa que se agradece en vista del mal estado del terreno, pues se intuían golpes y caídas). El campico de San Miguel es esa zona cercana a la autovía de Cuevas a Huercal, que queda a los pies de la pequeña ermita que corona un cerro antes de llegar al cruce de Overa, discurre cercano a la nave de Galasa y tras unas cuantas rampas se incorpora al camino de Santa Bárbara.

Juanjo y Sielva con Morales al fondo

La fuerzas de más de uno empiezan a fallar y tratamos de dosificarnos cada uno a su manera, en principio me quedo descolgado haciendo una función de vagón de cola y cierre de comitiva para no dejar a nadie, mis compañeros de ruta creen que es por compañerismo, pero lo que realidad estaba ocurriendo es que el que estaba en peores circunstancias era yo y con la excusa tomaba un más que necesario respiro antes de continuar con el machaque… pero eso durante el trayecto no se puede comentar… pues estos son como alimañas que se crecen en los momentos de flaqueza de de cualquier compañero.

Ya en el camino de regreso hacia el pantano, tomamos las indicaciones de la media maratón que hace un ligero desvío y acorta también unos metricos y de paso pasamos por una pequeña trialera de roca de nivel fácil para que alguno vaya pillando nivel.

Fernando y Diego Peregrín

Una vez coronado el último repecho nos lanzamos camino abajo hasta el pantano de Cuevas y ya por asfalto vamos dando rienda suelta a los adelantamientos, yo me quedo retrasado y al alejar la vista veo con estupor que se han parado antes de llegar a la rotonda de galasa en plena bajada… por un momento siento pánico, pero no era nada más que Fernando revisando una rotura en uno de sus rádios taseros (como ya me ocurriese a mi semanas atrás).

Finalmente llegamos al lugar donde tantas ganas tenía el grupo de visitar… vamos de cabeza al Lagar a tomar uno de nuestros queridos acuarius de cebada marca Mahou,

Tras el bebercio y con la ausencia de Sielva

Ya en el Bar y con el gaznate en remojo aparecen en escena Leo y poco después Irene y Miguel Morillas hijo, para compartir con nosotros uno de los mejores momentos de una jornada de bici… el avituallamiento!!!

Nuestros própios videos de primera, prestar especial atención al sonido...

Supongo que habréis podido escuchar los desgarradores alaridos del señor Morales ante la inminente caida de Fernando... Increible la enorme empatía demostrada por tan fiel compañero que me pone el pelo de punta al ver cuanta ternura en su voz (el día que te caigas me meo encima)