miércoles, 28 de septiembre de 2011

II Alpujarra y Pedal (Padules 2011)

La noche previa a un evento de estas características mi mente no para de cavilar, "sonará el despertador a la hora prevista, me encontraré bien para llegar al final, se me pinchará la bici cuando vaya primero jajaja, etc" y así miles de pensamientos que dan vueltas sobre el cabecero de mi cama.

Bueno, a eso de las 6:30 am, después de haber preparado la mochila, me dirijo a la estación de autobúses de Cuevas donde me esperan Andrés Camacho y Pedro Beltrán, mis compañeros de fatiga para esta dura etapa. Afis y Álvaro (primo de Afis) salieron respectivamente desde Almería y Águilas.

Después de hablar sobre la táctica a seguir en carrera durante el trayecto en coche, a las 8:00 am llegamos a Padules donde ya había gran cantidad de participantes. Aparcamos el coche y nos dirigimos a la plaza del pueblo para recoger los dorsales donde se encontraban los Mastrinkais en faena repartiendo números. De vuelta al aparcamiento nos encontramos con los Guazabike´s que ya andaban por allí y con Afis que ya había llegado de Almería. Descolgamos las bicis del portabicis, nos ponemos la equipación oficial del club, colocamos los artilugios (bomba, cuentakilómetros, bidones, etc) en la bicicleta, engrasamos las cadenas y, preparados para la guerra, partimos hacia la Salida.



En la línea de salida nos reunimos más de 300 corredores procedentes de todas las partes de España, donde charlamos con algunos de ellos. Tras estos minutos de nerviosismo, el safety car se puso en marcha y a rodar. Nuestra intención era terminar el recorrido largo rodando juntos Camacho, Beltrán y yo. La primera parte de la carrera así fue, pasando por pueblos como Almócita y Beires donde nos aclamaban las mozas y no tan mozas, hasta que llegamos al primer avituallamiento situado en Ohanes donde Afis se reagrupó con nosotros.




Después de este avituallamiento vimos el primer cartelito que aclamaba "CUESTA LARGA PERO DURA" se trataba de una cuesta de unos 11km donde había que subir unos 900m de desnivel, casi ná, esta subida o te la tomas con filosofía o mueres en el intento.

Comenzamos el ascenso los cuatro vanderuta juntitos y un poco más arriba nos enganchamos con los Guazabike´s. Ellos llebaban un ritmo dosificador, desde mi punto de vista el más idóneo, y yo decido engancharme a su rueda mientras que Camacho coge un ritmo mayor y nos supera y Beltrán iba un poco a tirones aumentando y reduciendo el ritmo, Afis a su ritmo, luego me enteré que había tenido problemas de flato, se descolgó antes. Continuamos la subida remolcados por el Hombre Tranquilo de Guazabike´s, darle las gracias de nuestra parte, hasta que llegamos al segundo avituallamiento en las minas de Beires (1750m de altitud). Allí Beltrán, Camacho y yo decidimos apretar un poco el ritmo hasta coronar el collado de los Huertecillos (1926m de altitud, punto más alto de la ruta) para después lanzarnos como balas por el descenso de más de 10km que teníamos por delante.


El descenso lo iniciamos con varios letreros con la inscripción "PELIGRO" justo antes de afrontar la llamada "cuesta imposible" que es una cuesta que está "hecha mierda", literalmente, muy rota y llena de piedras afiladas, donde Beltrán y yo adelantamos a Camacho que inexplicablemente, ya sabéis como baja el chaval, no nos siguió.


Después de casi 20km bajando llegamos a Fuente Victoria donde estaba el tercer avituallamiento y la bifurcación hacia la ruta corta o la larga. Beltrán me comentó de esperar a Camacho, pero yo que había dosificado bastante bien en el primer puerto tenía ganas de tralla y decidimos seguir hacia la ruta larga.

Tras rodar unos 10km por pistas bastantes anchas Beltrán me comenta que no va muy bien y que tiene que parar a estirar porque los gemelos le están empezando a hacer chirivitas. Después de unos 5 minutos de estiramientos le impongo un ritmo flojillo para subir el segundo puerto de la jornada y el tio en vez de seguirme a rueda aumentaba el ritmo y me adelantaba, "donde vas, si vas jodido sigueme y no aprietes tanto" le decía yo, pero él erre que erre. Como yo me encontraba bien y todavía quedaban 40 km de carrera decidí poner mi ritmo y tirar para adelante. En esta parte de la ruta me pasó una anécdota curiosa, tras adelantar a varios participantes en la subida, llegué hasta un corredor que iba vestido de rosa y justo cuando estoy a su altura me dice "qué chaval te estoy subiendo todo el puerto", pensé vaya un flipao, vaya tela. Al minuto de decirme eso le levanté las pegatinas jajaja y ya no me vió más el pelo jajaja. Sobre el km 62 llegué al cuarto avituallamiento "Los Ortices" donde había un par de chavales que me preguntaron por el marica del Guerry, les comenté que este año se había jiñao y que no había venido a la carrera, es broma, les dije que estabas de boda.



La siguiente cuesta después del avituallamiento me comentaron que hasta los primeros la subieron andando, así que imaginaros la pendiente y lo mal que estaba, la cual nos conducía hasta el Alto de Julio Verne (1574m de altitud) para posteriormente comenzar de nuevo un descenso a través de un cortafuegos y varias sendas por donde sólo han pasado las orugas de cadenas el día que las hicieron.



Después de este descenso de aproximadamente 10km, donde acabé con el cuello y los brazos bastante tocados llegué a la Venta de Cacín, quinto y último avituallamiento en el kilómetro 82. En este avituallamiento es donde la organización estaba degustando los manjares típicos de la Alpujarra como son los ricos chorizos y morcillas regado con unas cervecitas, "no se lo montan nada mal estos M3K". Tras varios subes y bajas llegamos un grupillo de 5 corredores al río de Padules donde todavía y para terminar, muchas gracias a la organización de mi parte y de los que venían detrás jejeje, nos esperaba una pista de hormigón de unos 3km a la 16:00 de la tarde y con el Lorenzo dándolo todo.

En este punto yo iba bastante cascao y de los 5 que empezamos a subir, por supuesto, llegué el último. Cuando ya afrontaba los últimos repechos rezaba "lo he conseguido, voy a terminar la ruta larga". Entré en las calles de Padules y la gente me animaba, la meta al fondo y pensaba "Dios ya he llegado", mi meta era terminar la ruta y lo había conseguido.

Después de cruzar la meta, Camacho y Beltrán me estaban esperando con una cervecita en la mano, llevaban casi dos horas esperándome para comer "gracias compañeros". Nos pegamos una ducha fresquita, volvimos a la plaza del pueblo donde estaban entregando los premios, repusimos fuerza con unos macarrones que estaban bastante buenos y de vuelta a nuestra casa.



Una ruta muy bonita, muy bien organizada pero que se te puede hacer cuesta arriba si no te la preparas unas semanas antes. El año que viene si podemos, repetiremos.

1 comentario:

  1. Gran cronica artista¡¡¡ Por cierto que mal lo pase...y todos me decian "pero chiquillo si ya solo te queda la bajada" jajaja Si me daba mas miedo la bajada que la subida.....

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