LOS 101 KM DE RONDA 2013
Desde 1995 el Tercio Alejandro Farnesio de la Legión,
con sede en Ronda, viene organizando una prueba deportiva popularmente conocida
como los "101 kilómetros de Ronda" y que la propia organización ha
definido como "una actividad cívico militar que permite acercar un poco
más La Legión y sus legionarios a la población civil a través de una prueba
deportiva de dureza extrema, donde la entrega y camaradería entre civiles y
militares fuera un valor tangible", y a fe de los ocho Vanderutas que este
año hemos tomado parte en la misma, nada define mejor la carrera que estas
últimas palabras (http://www.lalegion101.com/101KM-24H/index.php?option=com_content&view=article&id=6&Itemid=19).
Estos ocho valientes Vanderutas a los que acabo de
aludir (Diego Peregrín, Raúl Pérez, Andrés Camacho, Jorge Azor, Paco Rodríguez,
Juan Drx, Antonio Perales y Pedro Perales) estuvimos pendientes desde el mes de
diciembre pasado de conseguir inscribirnos en la prueba, lo que vimos logrado a
finales de enero, momento desde el que estuvimos coordinados para afrontar y
terminar con éxito lo que nos hacía tanta ilusión. Y la verdad es que ha
merecido la pena.
Desde el mismo momento de nuestra llegada a Ronda
tuvimos la oportunidad de disfrutar de la magnífica acogida de los vecinos, la
Legión y los otros participantes y sus familiares acompañantes. Ronda era una
auténtica fiesta y nosotros aprovechamos el viernes por la tarde para hacer un
tranquilo paseo por sus calles sumergiéndonos en el alegre bullicio,
contemplando los magníficos paisajes de los alrededores (merece la pena
destacar la impresionante vista que se disfruta desde su famoso Puente Nuevo, conocido
también como "Puente del Tajo"), la antigua y monumental plaza de
toros, archiconocida de la afición taurina por ser en ella donde se celebra
cada año la original corrida goyesca (http://es.wikipedia.org/wiki/Corrida_goyesca_de_Ronda), la acogedora plaza de la Duquesa Parcent con las vistosas
arquerías de la fachada del Ayuntamiento y la mezcla de estilos arquitectónicos
de su Iglesia de Santa María la Mayor , o las variopintas y exóticas salas del
curioso Museo del Bandolero, en el que más de un Vanderuta dejó inmortalizada
su imagen como testigo de su paso por este singular lugar que nos ofrece multitud
de anécdotas y andanzas de esos misteriosos personajes fruto a medias de la
ficción y de la realidad, pero que más que otra cosa fueron delincuentes,
ladrones y asesinos que la mitología y el romanticismo popular nos han
transmitido como variantes de Robin Hood a la española. Andanzas de personas
con nombres como los de José María el Tempranillo, Diego Corrientes, El
Pernales, Pasos Largos, El Tragabuches (apodo heredado de su padre, que -según
se dice en este museo- engulló el feto de un asno), y otros más de la misma
ralea.
Ya con los dorsales en nuestro poder y reunido el grupo de los ocho al completo, volvemos a zambullirnos de lleno en el meollo de la algarabía y fiesta popular, en el que algunos aprovechan para trasegar alguna que otra reconfortante cerveza acompañada de sabrosos encurtidos cuyo líquido sobrante sirve para el bautismo pantalonero de un sufrido caminante que, a la sazón, pasaba junto a nosotros. Pero mereció la pena, la sangre no llegó al río, y como bien dijo la delicada y exquisita gobernanta del establecimiento, "todo en esta vida tiene solución"..., especialmente si hay a mano un salvador quitamanchas.
En cualquier caso disfrutamos de un ambiente acogedor y agradable, lo que unido a todo lo que se le sumó al día siguiente, el de la verdad, el de la ilusión, hizo a algún Vanderuta comentar que, aunque no se participara, merecería la pena venir y disfrutar de un ambiente difícil de describir y tan extraordinario que, según comentario de los locales , es muy superior y proporciona al pueblo unos ingresos más cuantiosos que los de la feria y la corrida goyesca.
Por la noche comenzamos el estrechamiento de lazos con
la Legión mediante la degustación de una generosa cena dispensada a modo de
rancho a todos los participantes y a aquellos acompañantes que previamente la
hubieran solicitado a cambio de una módica y casi simbólica aportación
económica. Reconocemos el mérito de los cocineros legionarios por conseguir dar
un toque de menú individual a un rancho para miles de personas (el número de
inscritos en la carrera superó los 7.000), así como la diligencia, presteza y
amabilidad de los repartidores, que no nos hicieron esperar ni un minuto para
servirnos. Quedamos maravillados y satisfechos, por lo que desde este muro nos
sentimos obligados a expresarles nuestro más sincero agradecimiento.
Llegó la hora de retirarnos a descansar a la coqueta,
preciosa y acogedora casita de campo que, sin saber cómo, aún estaba sin
alquilar para estas fechas en el pasado mes de septiembre. Quien conozca cómo
va esto de conseguir alojamiento para estos días en Ronda y en los pueblos de
alrededor, entenderá la enorme suerte que tuvimos al encontrar este mirlo
blanco a menos de un kilómetro del pueblo, en una tranquila parcela de más de
diez hectáreas de campo de olivos, encinas y almendros. Vamos, que, cuando
vimos el chalecito con todos sus detalles y su piscina, nos sentimos como si
hubiéramos puesto una pica en Flandes.
A la mañana siguiente, tal y como habíamos acordado y
después de un energético desayuno que nos ayudara a superar con éxito las tres
o cuatro primeras horas, montamos en nuestras bicicletas y nos presentamos en
el punto de encuentro con algo más de una hora y media de antelación.
Pero no éramos los primeros, que ya se encontraba algo más de una cuarta parte del total de participantes en el inmenso cajón de salida que había de dar acogida a los más de 7.000 inscritos, el estadio municipal de Ronda. Controlando los nervios, socializando con algunos de los otros allí presentes, turnándonos en los pequeños huecos a la sombra para protegernos del fuerte sol que ya empezaba a hacerse notar desde las nueve de la mañana, a ratos de pie, a ratos sentados en la moqueta de las calles de la pista de atletismo, o incluso tumbados, fuimos consumiendo los minutos hasta que llegaron las autoridades y pronunciaron sus discursos para la ocasión, discursos que afortunadamente se caracterizaron por la brevedad que debe primar estos actos.
E inmediatamente se produce la salida neutralizada. ¡Qué espectáculo! Es my difícil hacer una descripción que sea mínimamente equiparable a lo que en realidad vimos y vivimos por las calles de Ronda. Ni lo voy a intentar, tan sólo diré la tan manida frase de que hay que verlo para creerlo. Miles y miles de personas, rondeñas y visitantes, abarrotando los varios kilómetros del recorrido hasta la salida de la ciudad por la parte opuesta a la del estadio municipal, aplaudiendo, animando, fotografiando, agradeciendo la participación... Quizás se entienda mejor si digo coloquialmente que uno se emociona hasta "ponérsele los pelos de punta". ¡Minutos indescriptibles e inenarrables! Pero no sucede esto sólo aquí, es prácticamente igual a lo largo de todo el recorrido, por todos los pueblos que pasa la carrera (Arriate, Setenil, Montejaque, Benaoján y Alcalá del Valle), por los cruces de caminos con carreteras y por otros puntos estratégicos, la gente se vuelca, aplaude, anima... Y si es al final de la carrera, cuando ya las fuerzas se han agotado y las piernas fallan, cuando el ánimo está por los suelos y uno casi ha decidido retirarse..., ahí está la gente, empujándote si es necesario y consiguiendo que no termines por desfallecer y hagas un último intento para llegar a la meta. Y los sufridos cientouneros, que eso es lo que somos, terminamos por agradecérselo superando la tentación de echar el pie a tierra y consiguiendo el objetivo que nos trajo a esta bonita y acogedora ciudad. En fin, verlo para creerlo.
Pero no éramos los primeros, que ya se encontraba algo más de una cuarta parte del total de participantes en el inmenso cajón de salida que había de dar acogida a los más de 7.000 inscritos, el estadio municipal de Ronda. Controlando los nervios, socializando con algunos de los otros allí presentes, turnándonos en los pequeños huecos a la sombra para protegernos del fuerte sol que ya empezaba a hacerse notar desde las nueve de la mañana, a ratos de pie, a ratos sentados en la moqueta de las calles de la pista de atletismo, o incluso tumbados, fuimos consumiendo los minutos hasta que llegaron las autoridades y pronunciaron sus discursos para la ocasión, discursos que afortunadamente se caracterizaron por la brevedad que debe primar estos actos.
E inmediatamente se produce la salida neutralizada. ¡Qué espectáculo! Es my difícil hacer una descripción que sea mínimamente equiparable a lo que en realidad vimos y vivimos por las calles de Ronda. Ni lo voy a intentar, tan sólo diré la tan manida frase de que hay que verlo para creerlo. Miles y miles de personas, rondeñas y visitantes, abarrotando los varios kilómetros del recorrido hasta la salida de la ciudad por la parte opuesta a la del estadio municipal, aplaudiendo, animando, fotografiando, agradeciendo la participación... Quizás se entienda mejor si digo coloquialmente que uno se emociona hasta "ponérsele los pelos de punta". ¡Minutos indescriptibles e inenarrables! Pero no sucede esto sólo aquí, es prácticamente igual a lo largo de todo el recorrido, por todos los pueblos que pasa la carrera (Arriate, Setenil, Montejaque, Benaoján y Alcalá del Valle), por los cruces de caminos con carreteras y por otros puntos estratégicos, la gente se vuelca, aplaude, anima... Y si es al final de la carrera, cuando ya las fuerzas se han agotado y las piernas fallan, cuando el ánimo está por los suelos y uno casi ha decidido retirarse..., ahí está la gente, empujándote si es necesario y consiguiendo que no termines por desfallecer y hagas un último intento para llegar a la meta. Y los sufridos cientouneros, que eso es lo que somos, terminamos por agradecérselo superando la tentación de echar el pie a tierra y consiguiendo el objetivo que nos trajo a esta bonita y acogedora ciudad. En fin, verlo para creerlo.
Pero volvamos al punto donde acaba el tramo
neutralizado. Allí estábamos los más de 7.000 participantes (para hacernos una
idea pensemos en las dimensiones del pelotón del Tour, el Giro o la Vuelta, en
el que sólo hay alrededor de 200 corredores, y comparemos. Esta barahúnda
multicolor es interminable y, dado el trazado de la carretera, inabarcable por
la vista). Los Vanderutas nos vemos unos a otros, pero ya no estamos todos
juntos, cada uno va ocupando el lugar que ve más idóneo a sus propósitos.
Algunos ya no nos volveremos a ver hasta después de haber terminado la carrera.
Otros decidimos hacer todo el recorrido controlándonos, bien por parejas o bien
en un grupo de cuatro. Esta es la mejor forma de organizarnos, y la verdad es
que acertamos, así todos quedamos satisfechos. Y, ¡por fin! ¡Ha llegado la hora
de la verdad!¡SE DA LA SALIDA! Y antes de un minuto empiezan a funcionar las
ambulancias. La ansiedad y las prisas son malas compañeras. En más de una, y de
dos ocasiones, se repite la misma escena... Pero vayamos a lo alegre, a lo
positivo, aunque venga acompañado de sufrimiento, pero sufrimiento gozoso al final.
Los primeros cincuenta kilómetros son cómodos y llevaderos para nuestra preparación. Los puntos de avituallamiento son suficientes, por lo que no nos detenemos en todos. Pasado este tramo vamos comprendiendo que esa comodidad puede haber sido un trampa, así que empezamos a prevenir reservando y acumulando energías por si fueran necesarias más adelante; pero lo gastado ya está gastado. No obstante, comemos más plátanos que una familia entera de orangutanes sueltos a su aire en una alhóndiga, y bebemos más líquido que una caravana de camellos antes de iniciar una travesía por el desierto. Según el GPS, al final habíamos consumido 4.578 calorías, pero yo creo que algunos llegamos al final de la carrera con más peso que con el que la empezamos. Y eso que no paramos en todos los avituallamientos y renunciamos a la comida caliente o a los diferentes platos que nos facilitaban en el acuartelamiento de la Legión. No obstante, quien sí lo hizo acertó, pues aún quedaban los kilómetros más duros y terroríficos del recorrido.
¡Como sube el Jorgito!
El del fondo es Raul preparandose para pasar el barro
Los Perales llegando ya al final
Reto conseguido
Siento que la presente crónica pueda no ser del gusto
de todos los que la lean.
Con ella he pretendido dejar constancia a los amigos y amigas de cualquier Vanderuta de unas jornadas de convivencia de ocho compañeros y amigos, entre los que me he encontrado muy a gusto, como siempre me sucede cuando estoy con ellos, y a los que quiero aprovechar la ocasión para expresarles mi profundo agradecimiento por haberme acogido en su grupo a pesar de la diferencia de edad, y por haberlo hecho, además, con unas muestras de afecto y cariño que colman mi orgullo.
Track de la Ruta
Con ella he pretendido dejar constancia a los amigos y amigas de cualquier Vanderuta de unas jornadas de convivencia de ocho compañeros y amigos, entre los que me he encontrado muy a gusto, como siempre me sucede cuando estoy con ellos, y a los que quiero aprovechar la ocasión para expresarles mi profundo agradecimiento por haberme acogido en su grupo a pesar de la diferencia de edad, y por haberlo hecho, además, con unas muestras de afecto y cariño que colman mi orgullo.
Track : los 101 de ronda 2013.gpx | IBP = 186 MTB |
Modalidad detectada = MTB | |
Volver a analizar como MTB/RDB HKG RNG | Ver análisis completo |
Fiabilidad del índice IBP = A* | |
*(A = muy buena, B = buena, C = aceptable, D = regular, E = mala, M = track dibujado) |
Filtro pendiente máxima ~30 % | Desnivel positivo por km 25,54 m |
Separación minima analizada ~30 m | Ratio de subida 6,82 % |
Número de puntos 26024 (cad. 3,73 m) | Altura máxima 726 m |
Puntos significativos 3040 (cad. 31,96 m / 11,68 %) | Desn. de bajada acumulado 2485,45 m |
Distancia total 97,152 Km | Desnivel negativo por Km 25,58 m |
Distancia analizada 97,152 Km | Ratio de bajada 6,37 % |
Distancia lineal 2,438 Km | Altura mínima 262 m |
Tiempo en movimiento 7:34:08 h | Cambios dirección por Km. 12,66 |
Velocidad media en movimiento 12,836 Km/h | Cambios dirección por Km. (> 5º) 6,92 |
Velocidad máxima sostenida 61,79 Km/h | Tramos rectos acumulados 27,519 Km |
Tiempo parado 0:43:11 h | Tramos rectos por Km. 283,26 m |
Tiempo total 8:17:19 h | Cambios de pendiente 29 |
Velocidad media total 11,72 Km/h | Cambios de pendiente por Km 0,299 |
Desn. de subida acumulado 2481,41 m | Puntos aberrantes 3878 (14,9 % d. total) |
Altura en metros | Desnivel en % | Velocidad en Km/h |
|
Parámetros a gran altura | ||||||||
Altura en metros | Distancia m. | % del total | Tiempo en movimiento | Velocidad | Tiempo parado | Tiempo total | Velocidad total | |
Total: | 0 Km |
Paradas | |||||
Punto kilometrico | Tiempo parado | Altura en metros | Tiempo desde la salida | Tiempo desde parada anterior | Distancia a parada anterior |
33,872 | 0:03:08 | 700 | 2:09:48 | 2:09:48 | 33,872 |
46,8 | 0:07:52 | 430 | 2:47:29 | 0:37:41 | 12,928 |
54,117 | 0:03:34 | 384 | 3:18:34 | 0:31:05 | 7,318 |
72,49 | 0:24:10 > 10' | 338 | 4:49:54 | 1:31:20 | 18,373 |
88,205 | 0:04:27 | 458 | 7:09:00 | 2:19:06 | 15,715 |
Total: | 0:43:11 h |
Esto es todo VandeRutas solo decir que cuando encuentre mas fotos se publicaran en Facebook como os habreis dado cuenta Los Perales son los mas "fotogenicos", hasta otra.